Para ti, ¿qué es lo más importante en la vida? Hay personas que podrían decir que es su familia, seguir aprendiendo, ser feliz, conocer nuevos lugares o su trabajo. Cualquier respuesta es válida, pero hay una que llama la atención (y que seguramente adivinaste por el título de este artículo): poner al trabajo por encima de todo, hasta alcanzar límites poco saludables. Por este motivo, hoy te hablaremos de 5 prácticas para dejar de ser workaholic.
¿Qué es workaholic?
Workaholic es la palabra que se usa para describir a una persona que es, literalmente, adicta al trabajo. La primera vez que se usó fue en 1971, por Wayne Oates, un psicólogo que quiso hacer referencia a la necesidad incontrolable de trabajar sin parar.
Cabe mencionar que no es lo mismo ser workaholic a estar comprometido con el trabajo; mientras que la motivación de una persona comprometida puede ser que vea su ocupación como una experiencia positiva, quien es adicto lo hace porque lo ven como una obligación o sienten la compulsión de hacerlo. Aunque ambos estados son claramente diferentes, hay una línea muy delgada entre uno y otro.
Dime cómo trabajas y te diré quién eres
Si por tu mente pasa la pregunta: ¿cómo saber si eres un adicto al trabajo? Puedes tomarte un momento para meditar las siguientes cuestiones:
- ¿Piensas demasiado en el trabajo fuera de tu horario laboral?
- ¿Te quedas en la oficina (o estás conectado) más horas de las esperadas, sin importar que pongas en riesgo otros aspectos de tu vida?
- ¿Evitas delegar actividades porque prefieres hacerlas tú mismo o huyes de las colaboraciones grupales?
- ¿Tu único tema de conversación es tu trabajo?
- ¿Usas los fines de semana para adelantar pendientes?
Si te identificas con varios de estos puntos, evita el autodiagnóstico y considera discutirlo con un profesional (como un psicólogo o terapeuta).
¿Cómo dejar de ser workaholic?
Hay varias prácticas que puedes incorporar en tu día a día para dejar de (o evitar) ser workaholic, te compartimos nuestras top 5:
Sé estricto con tus horarios
Delimita de manera anticipada cuánto tiempo le vas a dedicar a las actividades que realizarás en tu día, independientemente de cuál sea: desayunar, limpiar tu bandeja de entrada o preparar una presentación (ayúdate de un bullet journal para plasmar esto). Eso sí, procura que se mantenga razonable, no quieras terminar una tarea importante en media hora o comer en 10 minutos.
Descansa
Lo hemos repetido en diferentes entradas (así de importante es este punto): debes descansar. Aunque no lo creas, los breaks son tan útiles como los momentos de enfoque, porque evitan que te satures y, por lo tanto, no baje tu rendimiento.
Entiende qué es lo que te funciona
No hay dos seres humanos iguales, por lo que los hábitos de un individuo y otro irremediablemente variarán. Recuerda, lo que a otro le funciona puede resultar un caos para ti, así que ¡date la oportunidad de probar diferentes rutinas! ¿Necesitas tomar tu café antes de comenzar con tus deberes? ¿Delimitas tus horas laborales por la duración de tu playlist?
Comparte cómo te sientes
Es posible que más personas de las que crees sean workaholics; habla con tus compañeros, visita blogs, lee libros, busca ayuda profesional. Asimismo, escucha si alguien que aprecias te dice que se preocupa por ti porque trabajas demasiado.
Da tu 100%
Cuando estés en tu trabajo, da tu 100%, ¡sé el mejor líder/colaborador! Y cuando estés con tu familia, da todo de ti, ¡sé el mejor hermano/hijo/padre/madre/pareja! Cuando estés haciendo algo que te gusta (ver una película, pasear con tu perro, cocinar), concéntrate totalmente y ¿adivinaste? ¡Sé el mejor! ¿Se entiende el punto? Enfócate al 100 en cada cosa que hagas.
¿Tan malo es ser adicto al trabajo?
Como todo, ser workaholic tiene ventajas y desventajas (sí, leíste bien): es decir, puede incrementar el rendimiento a corto plazo, pero a largo plazo, resultará en un deterioro de la salud e incluso puede repercutir en las relaciones personales e, irónicamente, en las laborales.
Además, otros efectos negativos que se pueden presentar son:
- Disminución en la satisfacción laboral
- Mayor estrés
- Falta de balance vida-trabajo
- Burnout
- Aumento de cansancio
- Reducción de productividad a mediano y largo plazo
- Afecciones en la salud como pérdida de cabello, contracturas, gastritis o desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Hay personas que consideran que su trabajo es, como mencionamos en la introducción, la mejor parte de su vida. Nuevamente, ¡esto no tiene nada de malo! Si bien, es lo que brinda satisfacción, no debería de ser lo único.
Como emprendedores, debemos recordar que para mantener la calidad de nuestro proyecto, es necesario encontrar un balance entre todos los aspectos de nuestra vida; tener tiempo para distraerse, comer, hacer ejercicio, dormir y atender a nuestros seres queridos es ¡vital!
¿Tienes otro tip para dejar de ser workaholic? Compártelo en la sección de comentarios, ¡tu retroalimentación nos hace mejores!